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Antonio del Camino Gil

 

23 de septiembre. Buenos días. Cuatro haikus en la gran ciudad.
 
Una sirena
abriéndose camino.
Rostros sin nombre.
Prisas en la avenida.
Trenes que escapan.
En el andén,
frente a tantas carreras,
alguien sin prisa.
Cuando amanece
la ciudad es un monstruo.
Devora sueños.
 
9 de octubre. Buenos días. Hoy mi madre cumple noventa y cinco años. A veces dice que va siendo mucho tiempo de vida.
 
Debe pesar la vida cuando cumples
noventa y cinco octubres y son muchas
las ausencias lloradas, cuando ves
que el cuerpo no responde como antes,
que el peso de tus pasos pesa más,
que todo va más lento cada día
y que este mundo es cada vez más raro.
Sin embargo, nosotros te queremos
por muchos años más junto a nosotros,
recibiendo de ti la luz más limpia,
la sonrisa más clara, ese cariño
que nace de tu savia y tu raíz.
Celebramos contigo otro año más.
Contigo, madre, mientras todos vamos
desgranando la espiga de la vida
al compás de las cítaras del tiempo.
 
 
1 de noviembre. Buenos días. De un libro que no ha llegado a ser, "De túmulos y tálamos".
 
ESTAMPA EN LA PUERTA DE UN CEMENTERIO EL DÍA DE TODOS LOS SANTOS.
CUSTODIANDO la puerta, asiduas de estas fechas,
las flores, cercenadas, esconden su agonía:
crisantemos, claveles, margaritas o adelfas,
arrancadas en vida para adornar la muerte.
Y el hombre, diligente —Oferta: siete euros—,
vocea su producto invitando al que pasa:
—Mire qué ramo, oiga; también tengo jarrones…
(Al lado, unos chavales, juegan a la pelota.)
Las campanas en vuelo, monótonas y densas,
convocan la memoria de otra muerte temprana,
y su sonido apaga los trinos de la tarde:
pájaros al cobijo que ofrecen los cipreses.
Cuando llega la hora y cierra el cementerio,
el hombre, una vez más, carga en su furgoneta
las flores en remojo: una UVI improvisada
capaz de mantenerlas con vida hasta mañana.
Los niños volverán a su casa y la noche,
dueña del camposanto, como todos los días
paseará sus estrellas por el cielo y acaso,
con un íntimo afecto, se burle de los vivos.
 
 
2 de noviembre. Buenos días. De un viaje a Portugal…
 
OPORTO EN EL RECUERDO
He caminado junto a ti las calles
más hermosas de Oporto.
He cruzado sus puentes sobre El Duero,
que allí es O Douro y música de río.
He visitado iglesias de tu mano
para dar fe de la soberbia humana,
de la fastuosidad banal con que los hombres
adoran a sus dioses:
tanto panel de oro..., tanto mármol...
Y me ha dolido ver la decadencia
de esta ciudad con esplendor antiguo
que, sin embargo, muestra su belleza
en los viejos trazados de las calles,
en su puente de hierro, en las bodegas
de aliento centenario.
He entrado de tu mano en librerías
donde la paz del verbo se contiene
en legajos antiguos,
en palabras que apenas pronunciadas
se balancean en los labios, suaves.
Hemos paladeado el vinho verde,
y degustado su gastronomía.
Nos hemos castigado en escaleras
y cuestas obligadas.
Y hemos así seguido caminando,
llenándonos los ojos de azulejos,
de plazas, de campanas,
de ese latido intenso y perdurable
que en la memoria cala, y ha venido
con nosotros; que ahora
brota de mí y anida en estos versos
para dejar constancia
de que contigo he descubierto Oporto.
 
 
3 de noviembre. Buenos días. Al dictado de Bach, este poema.
 
La lluvia en el cristal firma una historia
que responde al pasado, cuando todo
habitaba en la niebla y el silencio
se expandía por plazas y tabernas.
Yo la observo desde la calidez
de mi salón, mientras suena la música
de Bach: una sonata que se adentra
por los ríos silentes de mis venas
y al son de su fluir me inyecta vida;
una luz que se opone a la caída
monótona y pesada de la lluvia.
Al dictado espiral de los violines
germina este poema.
 
4 de noviembre. Buenos días. Con mi felicitación a todos los Carlos, por su onomástica.
 
El tiempo va tensando
las cuadernas del tiempo,
ese barco que boga
hacia el puerto final
mientras cruza mil mares
donde habitan los monstruos
y una sima sin fondo
que acecha a los navíos.
El plancton de ese océano,
testigo silencioso,
lo engendra una memoria
plural y colectiva
en la que se contiene
la liturgia del fuego,
la estupidez del hombre,
su grandeza también,
historias de naufragios,
la suma del olvido....
Al final, sólo escoria
abocada a la nada.
 
5 de noviembre. Buenos días.
 
VEJEZ
Con la vista perdida
mira la lejanía.
Acaso hacia un futuro
con el que ya no sueña,
porque el futuro es algo
que se da a su capricho,
que siempre nos sorprende
y que a veces ni llega.
 
 
7 de noviembre. Buenos días.
 
De aquel tiempo --me refiero a la infancia--
nos queda la memoria de una casa,
de una calle, que entonces era el mundo,
de unos amigos que tomaron otros
derroteros, distintos a los nuestros,
y unas fotos en sepia o blanco y negro,
De aquel tiempo nos queda otro pasado
que nuestra mente trenza diferente,
porque la mente y la memoria traman
pretéritos perfectos que no fueron.
De aquel tiempo, mentiras de la prensa,
carteles de corridas mano a mano,
la música del NoDo, y los domingos
entradas para el cine en sesión doble.
De aquel tiempo, la infancia-paraíso
y la inutilidad de los relojes.

Escalofrío.

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